jueves, enero 24, 2013

Reseña: Basket Case (1982)

Y seguimos (por mera casualidad) enfrascados en esta revisión casi continua de diferentes clásicos de los ochenta, esta vez reseñando Basket Case (1982), una película que la mayoría de los veteranos de este blog sin duda conocerán y ante la que no necesitarán de recordatorio alguno. Para los pocos que no la hayan visto nunca, es una oportunidad fantástica para remediarlo y disfrutar de una de las serie B más reivindicables de la primera mitad de dicha década, así como una entrada al mundo de su director y guionista, Frank Henenlotter, un hombre a cuya obra intentaremos volver en esta página.

En la que probablemente sea una de las atmósferas más logradas de una ciudad miserable y mugrienta, Basket Case cuenta la historia de un joven que llega a Nueva York portando consigo una misteriosa cesta de mimbre de la que no parece querer separarse nunca. Lo que nadie sabe es que en dicha cesta el joven guarda a su hermano gemelo, un pequeño monstruo deforme mortalmente violento y con el que comparte un vínculo telepático. Juntos, los dos hermanos inician una búsqueda de venganza para localizar a los médicos que les separaron en contra de su voluntad, con terribles y sangrientos resultados, a los que hay que añadir un giro dramático importante cuando el hermano "entero" comience por primera vez a considerar la posibilidad de tener una vida propia separada de la el adefesio al que protege.

Lo descabellado de la trama hace que el director decida tratar su película como una comedia negra, pero sería un error no tomarse la película en serio. Lo cierto es que a pesar de que la cinta no carece de momentos que llaman a la risa, cuenta una historia muy truculenta y genuinamente perturbadora en la que la mayoría de los elementos de comedia están presentes únicamente en lo cutre de sus actuaciones y en unos valores de producción que evidencian su carácter de bajo presupuesto. El mejor ejemplo de esto lo tenemos en la caracterización del monstruo, terrible a más no poder con esa apariencia tan evidente de muñeco de goma y las bastante pobres escenas de stop-motion, pero que con todo y sus carencias técnicas es una presencia terriblemente perturbadora e inquietante que realmente destaca como un elemento de horror y hace que me cueste mucho tomar el ángulo cómico de la película. Hay que destacar además que el monstruo nunca habla y que esto, sumado al contraste entre su cuerpo fungoide y su rostro humano no hacen sino destacar el carácter de otredad que desprende. Es imposible para mí describir correctamente la sensación que deja esta criatura al verla en pantalla, así que debo invitaros a que la veáis vosotros mismos.

Supongo que al final eso es para mí lo más destacable de una película como Basket Case, la cual contando con unos medios bastante limitados logra sin embargo construir una historia atractiva y sobre todo genuinamente transgresora con su atmósfera malsana, su tratamiento de las deformidades, la venganza, la representación de la urbe como un pozo de suciedad, y sobre todo con un sorprendente desenlace que no sólo lleva la representación del monstruo un paso más allá de lo que parece indicar en su muy básica premisa sino que encima se permite un golpe directo a la audiencia con una muestra de sexualidad enfermiza y desquiciada que este cine underground revisitaría con otras muestras grotescas como Re-Animator (1985). Así que no dudéis ni un momento en echar un vistazo a esta película, así como el resto de trabajos de Henenlotter como Brain Damage (1988) o Frankenhooker (1990), las cuales irán cayendo por aquí, al igual que las inevitables secuelas de este auténtico clásico que mencionamos hoy.

1 comentario:

  1. replik20015:47 a. m.

    Pues casualidades de la vida la vi hace poco y hoy me encuentro tu reseña lobo, era uno de los clasicos ochenteros que tenia pendientes por ver, hay segunda y tercera parte tb del mismo director, algun dia se dejaran caer tb ejje, me a gustado bastante la verdad, sobretodo por el tono de humor negro. Y el ser deforme es lo mas gracioso y askeroso que he visto en mucho tiempo jajaj, es la tipica peli para ver con amigotes y unas birras mientras te partes la caja con las pulsiones sexuales de la masa mutante jaja, una especie de torrente radioactivo jajaja.

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